viernes, 30 de enero de 2015

7 Acciones para que tu Jefe te Escuche

A todos nos ha pasado que tenemos sugerencias para mejorar los resultados de la empresa, mejorar el ambiente de trabajo, disminuir los costos, conseguir nuevos clientes o cualquier otra cosa...y nuestro jefe no nos escucha.

Nuestras ideas son buenas y beneficiosas. Además, nuestro jefe se podría beneficiar del resultado exitoso de su implementación, pero aun así...nuestro jefe no nos escucha.

¿Qué es lo que puede estar pasando?

Lamentablemente, este escenario es muy frecuente.
A veces se siente como una gran
victoria que nuestro jefe escuche alguna
de nuestras ideas

Uno de cada 3 empleados (33%) siente que su jefe no los escucha, de acuerdo a un estudio de DDI. Asimismo, la mitad de ellos piensa que podría hacer el trabajo de su jefe, mejor que él.

Por otro lado, hay algo de verdad en esto, ya que solo el 54% de los supervisores involucra verdaderamente a su equipo en el proceso de toma de decisiones.

Pues, entonces, la culpa es de los jefes y son estos los que tienen que cambiar...y más les vale hacerlo. PUNTO.

¿O no?

Algunas ideas erróneas que deben ser re evaluadas

Se necesita a dos para bailar un tango
Si tu jefe no viene a ti por respuestas, pues eres tú quien debe llevárselas a él.

Algunas personas se enfocan en las características de sus jefes para analizar el por qué no son escuchados o tomados en cuenta. 

Es cierto que existe todo tipo de jefes, desde los muy buenos y abiertos con gran sentido de liderazgo, hasta los muy malos.


Independientemente de la calidad de jefes que tengamos, no depende solo de ellos que exista comunicación con nosotros.

Si sentimos que no nos escuchan o no toman en cuenta nuestras capacidades, no se debe solo a ellos. También se debe a nosotros. Si no te escuchan, hazte escuchar. 

Si la montaña no viene a Mahoma, adivina qué hace Mahoma...



Se "espera" de los jefes que tengan la respuesta a todo
Existe en muchas organizaciones la errada concepción de que un Jefe o un Gerente es una suerte de oráculo sabio que tiene la obligación de conocer todas las respuestas.

Esto es falso.

El problema es que muchos jefes lo creen así, en algunos casos por exceso de EGO y en otros por falta de confianza en si mismos, pero la verdad es que no recurren a nadie por respuestas.

Lamentablemente, muchos subordinados tienen la misma concepción errónea y no se acercan proactivamente a proponer ideas a sus jefes...y después se quejan de que no los escuchan.



Mi jefe menosprecia mi trabajo
Esta es una perspectiva errada sobre un hecho diferente. Muchas veces, los jefes tienen un punto de vista más estratégico o genérico de las actividades del área, ya que su marco de responsabilidades es mayor.

Por lo tanto, no están interesados en adentrarse mucho en determinados detalles específicos de alguna función, generando desazón y frustración en el subordinado respectivo.

No debe confundirse necesidad de síntesis, que es lo que busca un jefe, para optimizar su día y poder abarcar más temas, con desinterés por el trabajo.

Cualquier cosa que sea importante, va a ser vista como relevante por el jefe, pero debe ser presentada de la manera correcta y oportuna.



Mi jefe quiere que yo haga su trabajo
Es cierto que existen jefes ociosos que no hacen nada, que todo lo delegan y después están presentes solo para la foto, para llevarse las palmas y cobrar el bono.


Lo bueno es que la mayoría de jefes sí son gente responsable.

Sin embargo, lo que muchos subordinados confunden es que la labor de un jefe es dirigir un área y hacer que un equipo humano produzca algo. 

Para que ello ocurra, debe delegar funciones. La delegación lleva implícita la necesidad por parte de los jefes de que exista cierta autonomía en la toma de decisiones por parte del subordinado.



El gran reto para nosotros radica en saber identificar cuál es el grado de verdad de los anteriores paradigmas. 

¿Es mi jefe un buen delegador o en realidad es un ocioso? 

¿Es mi jefe alguien muy estratégico o en realidad solo quiere aparentar porque está muerto de miedo en su puesto?



La verdad ineludible
El tema central es que, independientemente de cuál sea la realidad de los paradigmas y qué tan bueno o no sea nuestro jefe, existen dos verdades absolutas:


  • Nuestro jefe sigue siendo nuestro jefe y por lo tanto es nuestro principal evaluador y cliente interno.
  • Nosotros solo podemos influir en aquello que nos concierne a nosotros y está en nuestras manos. La educación, intenciones, estilos y decisiones de nuestro jefe no lo están, por lo tanto, esa realidad es un dato con el que tendremos que lidiar.


Las 8 cosas que sí podemos hacer:

"Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser mejores, eres un líder" - Jack Welch

#1 Escucharlo y Entenderlo
Para lograr que nuestro jefe nos escuche, lo primero que tenemos que hacer nosotros es escucharlo a él primero, atentamente, cada vez que lo tengamos al frente.

En las reuniones, nuestro jefe mencionará muchas cosas que son relevantes para él.

Hablará de cuáles son sus principales preocupaciones en este momento. Por ejemplo, si para él es vital saber cómo conseguir financiamiento para un proyecto que le ha pedido el Gerente General, pues esperará que lo ayudemos con eso. 

Si yo llego a él con el plan de gastos para la Fiesta de fin de Año en ese minuto, lo más probable es que ni me reciba.

También hablará de cómo le gusta recibir la información. Nos dará señales sobre qué tan numérico es, cuál es el grado de profundidad de análisis que espera, si valora la forma o solo le interesa el fondo de la información, sin importar que se le entregue en una servilleta de papel.

Finalmente, aunque existen muchas cosas más, durante reuniones informales, en el pasillo o en cualquier momento mencionará sus valores, la puntualidad, al comportamiento y diferentes frentes a los que debemos prestar atención para conectar con él.



#2 Ponte en sus Zapatos
Como decíamos en el punto anterior. Si somos buenos escuchando, podremos entender mejor qué tipo de retos o problemas está enfrentando en ese momento. 

(Aprende cómo ser Proactivo en el Trabajo)

Si conocemos cuáles son sus circunstancias, podremos hacer el ejercicio de entender qué es prioritario y urgente para él en ese minuto y por lo tanto plantearle ideas que le puedan ayudar. 

Asimismo, sabremos qué dilemas enfrenta. Si nos ponemos en sus zapatos y pensamos en "cómo yo resolvería ese problema si fuera él", las probabilidades de éxito son mayores.

Finalmente, al ponerte en sus zapatos, sabrás qué le piden sus propios superiores, por lo tanto, aquello que le plantees le servirá en su rol de subordinado también.

Recuerda que tu jefe también es subordinado de alguien.



#3 Habla su Idioma
Muchos gerentes - la mayoría - son ejecutivos prácticos y bastante numéricos. Les gustan los hechos bien sustentados (con numeritos) y los planes de acción concretos.

En general, les disgusta cuando uno viene con problemas donde ellos. Yo tenía un jefe con quien el diálogo iba así:

- Jefe, tengo un problema - decía el subordinado
- Cuéntame - respondía el jefe
Tras el relato del subordinado el jefe preguntaba:
- ¿Y cómo lo vamos a solucionar?
- No lo sé, jefe - respondía el subordinado - para eso he venido.
- Pues bien - finalizaba el jefe - cuando tengas la solución me buscas. No vengas aquí con problemas, ven con soluciones.

Siempre tienes que pensar que, conforme se sube en la pirámide organizacional, son más temas y más complejos los que debe ir viendo cada persona, por lo tanto, su capacidad de síntesis debe ser muy grande. Más ejecutivo, mejor, pero con buen sustento.

Sin embargo, esto que digo es solo una generalización. Todos los jefes son diferentes y tienen sus gustos y preferencias. Los hay más minuciosos, los hay más numéricos, los hay a quienes les gusta la forma, etcétera. 

Conoce a tu jefe y habla su idioma.



#4 Conoce su Estilo
El significado de "profesionalismo" puede ser muy relativo. Lo que es aceptable para uno, puede no serlo para otro. Dependerá mucho de su estilo personal.

Por ejemplo, existen jefes muy serios y conservadores. Les gusta que el lenguaje de sus reportes también lo sea, que los powerpoints sean muy sobrios y, en genera, que todo sea muy serio.

Por otro lado, existen otras personas más relajadas e informales, quienes pueden aceptar un poco de humor en el trabajo, siempre y cuando las cifras sean serias y que su estilo personal es más abierto.

Ninguno de los dos es mejor que el otro. Simplemente son diferentes y eso se debe entender. 

Si conoces el estilo de tu jefe, lo más probable es que puedas conectar muy bien con él, si es que te sabes adaptar a su necesidad de más o menos seriedad y sobriedad. 



#5 Halla el momento correcto para presentar tus ideas
A estas alturas, es probable que la calidad de lo que le quieres presentar a tu jefe, tenga altas probabilidades de conectar y, por lo tanto, que seas escuchado y reconocido como mereces.


Sin embargo, el manejo de tiempos también es importante.

Dependiendo del tema, la situación, la relación con tu jefe y algunas circunstancias más que deberás analizar, podrás "caer" inesperadamente a su oficina a presentarle tu idea o propuesta o podrás agendar un reunión formal en una fecha y hora específicas.

¿Cuál de las dos es mejor? Depende de varios factores.

Si sientes que no te hacen mucho caso, la reunión formal puede ser muy útil, ya que lograrás maximizar su atención y le dará seriedad al tema, aunque te corres el riesgo que te den la reunión para el 21 de Mayo de Nunca Jamás.



#6 Haz una presentación de lujo
Esto no es otra cosa más que: PREPARACIÓN + CALIDAD.

Si tu jefe te dio el tiempo y el espacio para que presentes tu tema, tienes que aprovechar la oportunidad.

Aquí, todo cuenta. Debes maximizar tu profesionalismo.

Prepara bien no solo tus ideas, sino que anticipa las posibles objeciones, maneja datos y cifras y sobretodo conoce los detalles. Te van a preguntar muchas cosas. Ten claridad sobre tus propias opiniones o lo que tú harías si fueras él, ya que esas son preguntas fijas.

Finalmente, las formas importan. Yo, personalmente, creo que las ideas son los más importante, pero buenas ideas mal presentadas tienen grandes chances de ser rechazadas.

Por eso, un buen Powerpoint o documentos bien hechos, que cuiden la forma, la ortografía, la redacción y la visualización son complementos vitales para conectar con tu jefe.



#7 Deliver (Entrega)
Quise utilizar el concepto "Deliver", ya que es muy potente. Los gringos lo utilizan mucho y la traducción al español (Entrega) es inexacta y no tan potente.

Básicamente, lo que busca un jefe es a un subordinado capaz de "deliver", es decir que, después de hacer tu propuesta y te la compraron, debes entregar con resultados rápido.

Es un reto, pero es tu gran oportunidad de demostrar tu valía.

Después del primer gol, la disposición de tu jefe a escucharte cambiará completamente.

¡Te lo aseguro!













lunes, 12 de enero de 2015

5 Acciones de Gente que Cumple sus Metas

Cada vez que un año termina y otro comienza, muchas personas repasan sus logros de los últimos 365 días.

Algunos lograron dejar de fumar, otros compraron la casa de sus sueños, otros cambiaron de trabajo, bajaron de peso, viajaron a algún lugar exótico o, simplemente, fueron más felices y pasaron más tiempo con la familia.

Esos son los casos de éxito.

A todos nos encantaría poder terminar el año haciendo un recuento positivo del cumplimiento de las metas que nos trazamos al inicio.

Sin embargo, muchas veces eso no ocurre.

Tal y como mencionaba en el artículo Las 7 Excusas de quienes no cumplen sus metas, la diferencia entre una excusa y una razón, es que la primera es una vacía explicación sin sustento de por qué no hice lo que dije que iba a hacer, mientras que la segunda representa un obstáculo real que, si bien impidió que llegara a la meta, era sorteable e identificable desde el principio.

Al final, el 92% de las personas no cumplen sus metas cada año y, más allá de las excusas, debemos tener claros cuáles son los errores frecuentes que se cometen en el proceso y que confabulan contra el éxito.

Lee aquí las 7 Acciones para que tu Jefe te escuche

En esa línea, he decidido escribir una lista de 5 Buenas Prácticas, que ejecutan las personas que usualmente logran sus metas y, por lo tanto, se sienten exitosas y más felices.

El Cambio de Hábitos


Antes de comenzar, quisiera recordar algunas de las más comunes metas que uno se plantea cada año, según estadísticas de diferentes estudios que encontré en internet. 

No pretendo ser riguroso estadísticamente, simplemente, quiero utilizarlas como ejemplo:

  • Perder Peso (H)
  • Dejar de Fumar (H)
  • Cambiar de Trabajo / Poner un Negocio propio (C)
  • Mejorar mi Educación Académica (C)
  • Ahorrar (H)
  • Manejar el Stress (H)
  • Ir al Gimnasio (H)
  • Comer de manera más saludable (H)
  • Disminuir las Deudas (H)
  • Realizar viajes (C)
  • Reciclar y ser un poco más "verde" (H)
  • Ayudar a otros y hacer voluntariado (H)
  • Tomar menos alcohol (H)


Si ves la lista con detenimiento, notarás que al costado de cada frase anoté una (H) o una (C).

La (H) significa que cumplir esa meta implica un cambio de hábitos personales, mientras la (C) implica, no necesariamente un cambio de hábito, pero sí salir fuertemente de la zona de confort y cambiar muchas de las cosas que nos ocurren hoy.

Por ejemplo, para perder peso, debemos cambiar nuestro estilo de vida; la manera en que nos alimentamos, nuestros patrones de sueño, la cantidad de tiempo que invertiremos en hacer deporte y por lo tanto, el tiempo de TV y vida sedentaria que sacrificaremos; todo esto son cambios de hábito.

En casi todos los casos, la gran complejidad del cumplimiento del objetivo radica en tener que cambiar la manera en que nos comportamos.

¿Cuál es el problema?

Pues que cambiar es muy difícil y toma tiempo.

Según algunos estudios y mi experiencia personal, cambiar un hábito, toma entre 3 y 9 meses, dependiendo de cuán arraigado esté.

Por ejemplo, cuando yo dejé de fumar, utilicé el parche de nicotina durante tres meses (en los cuales no fumé ni un solo cigarrillo), los que me ayudaban a lidiar con la ansiedad y, durante los siguientes tres meses, evité momentos y lugares típicos de “un cigarrito”. Me costó mucho, pero 8 o 9 meses después de dejar de fumar, ya no sentía la necesidad de hacerlo.

¿Por qué menciono esto? Vamos a la Lista de 5 Claves para tener éxito en nuestros objetivos del año, para descubrirlo.

5 Trucos para lograr las metas del año

Ponte de 1 a 3 metas por año, ¡como máximo! (1)


Me imagino que te preguntarás ¿por qué tan pocas? Ha comenzado un año, uno está lleno confianza y quiere ser una persona nueva. Tener 1 o 2 objetivos no me va a cambiar completamente.

Pues, ¡paciencia mi amigo o amiga!

“Quien mucho abarca, poco aprieta”

Como vimos más arriba en este post, la mayoría de objetivos personales que nos trazamos tienen que ver con cambiar hábitos.

Si toma entre 3 y 9 meses cambiar un hábito y es algo complejo, que requiere mucho esfuerzo y dedicación, es altamente improbable que podamos romper 10 hábitos en simultáneo en un año.

Fijarse 7 u 8 metas para el año, es una receta para el fracaso. No se cumplirá ninguna.

Enfocarse en 1 o 2, por separado, es mucho más efectivo. Si te concentras en dejar de fumar el primer semestre, podrás enfocarte en retomar el gimnasio o la actividad física en el segundo. 

Tienes toda una vida por delante para ir cumpliendo tus objetivos de a pocos, pero haz una cosa a la vez, bien hecha.

Ponte metas medibles (2)

Los gringos utilizan un concepto que es “accountability”, que se puede traducir algo así como la capacidad de cuantificar tus logros.

Cuando uno se pone metas filosóficas o etéreas, se hace muy complicado poder cumplirlas, ya que no se puede determinar el nivel de esfuerzo, ni las características del logro.

Por ejemplo, un amigo mío que pesaba 135 kilos y cuyo peso ideal estaba alrededor de los 85 kilos me comentó alguna vez que se había propuesto bajar de peso y “durante el próximo año, iba a dedicarse plenamente a esa tarea, por el bien de su salud y su relación con su familia”.

A mí me pareció muy bien. El tipo tenía que cuidarse y pensar en que si seguía así de gordo, tendría problemas serios de salud en el futuro.

Me lo encontré poco menos de un año después. La verdad es que, desde mi perspectiva, estaba exactamente igual de gordo, sino un poco más.

Le pregunté qué había pasado con su consigna y me respondió que “se esforzó mucho para bajar de peso, dejando de comer algunas cosas y saliendo a caminar por las mañanas, pero que luego de un tiempo, al ver que no se acercaba si quiera a su peso ideal, ‘entendió’ que eso de bajar de peso no era para él”.

Ahora, veamos la diferencia con otra persona que conocí en el trabajo, que se propuso lo mismo. 

Era un muchacho de 28 años, con obesidad mórbida, parecía de 50 años y pesaba unos 140 kilos, cuando su peso ideal era de 70. ¡Sí, el doble!

Este chico, con la salud en riesgo, se propuso bajar de peso. “El primer año, bajaré 40 kilos. Para eso me someteré a una operación de banda gástrica – me dijo. El segundo año, con una dieta modificada y con los beneficios de la operación, así como con una rutina especial de gimnasio que estoy trabajando con un entrenador, bajaré 10 kilos adicionales por mes.”

Al tener metas tan claras y con cifras de referencia bien establecidas, este chico, cuyo nombre es Raul, bajó de peso consistente y dramáticamente.

No sé si los plazos se cumplieron como él los tenía establecidos, pero el hecho de haber puesto cifras específicas a su objetivo, hizo que él pudiera evaluar su avance y armar un plan concreto para lograrlo. Hoy es otra persona. Debe estar muy cerca de los 70 kilos.

Entonces, si te pones una meta, hazla medible en un período de tiempo. ¿Dejar de fumar? ¿Cuándo?, ¿Ir al Gimnasio? ¿Con qué frecuencia y a partir de cuándo?


Traza metas realistas y bien definidas (3)

A diferencia del caso anterior, en que es imposible medir el avance o el nivel de logro de una meta, al no establecer objetivos concretos, existen personas que sí se ponen objetivos concretos, pero estos son demasiado agresivos, más allá de lo razonable.

Por ejemplo, si vemos el caso de Raul, él se propuso alcanzar su peso ideal en un lapso de dos años. Hubiera sido frustrante para él y, probablemente riesgoso para su vida, si se hubiera puesto la meta de bajar 70 kilos en 3 meses.

Asimismo, conozco a una chica llamada Ana, que fue muy deportista de niña y de universitaria, pero luego, como mucho de nosotros, por las obligaciones laborales y luego, por sus deberes de madre, dejó el deporte.

Pasado un tiempo, cuando sus hijos crecieron y su vida se estabilizó un poco, me comentó que quería retomar el deporte. Ella hacía atletismo y natación, pero una lesión le impedía hacerlo de manera competitiva, así que decidió ir a clases de spinning.

“Me he matriculado en un programa de 5 veces por semana”, me comentó. “Con eso, me pondré en forma rápidamente. Siempre fui muy deportista, así que no creo que haya problema”.

Pues bien, al poco tiempo supe que no pudo cumplir con asistir 5 veces por semana ni una sola vez y al poco tiempo dejó las clases por completo.

Ella llevaba más de diez años sin una rutina deportiva y debió ponerse una meta más gradual para poderla ir cumpliendo y para poder irse adaptando al nuevo estilo de vida. Tal vez dos o tres veces por semana por los primeros seis meses hubiera sido más razonable.


Convicción, convicción y más convicción (4)

Como solo vamos a tener entre 1 y 3 metas para el año, elijamos cosas que REALMENTE queremos.

Si dudamos, borrémolas de la lista, ya que será imposible lograr algo que realmente no queremos hacer.

Por ejemplo, conozco mucha gente que fuma y quiere dejar de fumar. Yo dejé de fumar hace casi tres años, por lo tanto me preguntan cómo lo logré.

“Yo utilicé el parche de nicotina” – les digo. “¿Esos parches funcionan?” – es la pregunta de rigor. Entonces, mi respuesta habitual es: “Primero que nada, si no deseas dejar de fumar, realmente, no existe parche en el mundo que deje de fumar por ti. Quien va a dejar el cigarro, por su bien y por el bien de su entorno, eres tú. El parche es solo una herramienta, así que tienes que tener la absoluta convicción de hacerlo, sino, no va a funcionar.”

Y es cierto.

Muchos amigos me responden que quieren dejar de fumar, aunque no por completo. Quisieran mantener el cigarrillo social, aquel que fumas con “unos tragos”. Entonces, les respondo que no gasten su dinero en parches, que son caros. Cuando quieran dejar de fumar al 100%, pónganlo en su lista y háganlo.

Lo anterior, aplica también para el gimnasio y los personal trainers, para las dietas milagrosas y los nutricionistas caros, para bajar el stress y para balancear más la vida personal y la profesional.

Si realmente lo quieres hacer y tienes la convicción de hacerlo, ponlo como objetivo.


Planifica y ten claros los obstáculos (5)

Cambiar un hábito es difícil. Lograr un objetivo de superación personal, usualmente también lo es. Si todo lo anterior funciona bien, pues deberás tener un plan más o menos claro de cómo vas a lograrlo.

Por ejemplo, cuando me propuse disminuir mis niveles de stress y tensión personal, el médico me dijo que tenía que hacer deporte, al menos tres veces por semana, como parte de mi tratamiento.

Sin embargo, yo salí con una lista enorme de excusas, como no tener tiempo, estar muy ocupado, las lesiones, la falta de partners, etc.

Él me dijo algo muy claro: “No sé cómo vas a hacerlo, pero tienes que sentarte a pensarlo, porque de lo contrario, tus niveles de tensión te van a hacer estallar. Míralo como la necesidad de tomar una medicina regularmente. La buena noticia es que te encanta hacer deporte, es divertido y es sano. Es un problema feliz el que tienes.”

El doctor tenía toda la razón.

Al final, lo conversé con mi esposa y encontré el horario y la frecuencia adecuada para ir al gimnasio. Además, por mi trabajo, debo viajar una o dos semanas al mes, por lo que tenía que ver cómo metía ese obstáculo en la ecuación, para no perjudicar el proceso de generación del hábito.

En el camino, tuve que aprender a levantarme más temprano, dejar un maletín de ropa listo en las noches para poder salir más rápido y a ser más eficiente en mi trabajo, para ganarle media hora diaria.

Planificación, esfuerzo, prueba y error.

Hay cosas que en el camino no funcionan (obstáculos). Tenemos que resolverlas y rehacer el plan, pero nunca darnos por vencidos.


Conclusión

Cumplir con nuestras metas de mejora es un proceso difícil, pero que podemos simplificar de manera inteligente. Debemos enfocarnos en pocas cosas, pero que realmente valoremos, para tener la motivación de lograrlas. Con un poco de orden y de claridad en las metas, podremos tener éxito. ¡No lo dudo!






lunes, 5 de enero de 2015

7 Excusas: No cumpliré mi Resolución de Año Nuevo

Comienza el 2015 y seguramente eres parte, al igual que yo, de ese grupo de personas que hace resoluciones de año nuevo, es decir, que durante la última semana del año, se propone una serie de objetivos personales para cumplir durante el año venidero.

La Tasa de Bateo

Lamentablemente, te tengo malas noticias. 

Lo más probable es que no cumplas con casi nada de lo que has prometido. 

No solo eso, estoy seguro que muchas de las cosas que están en tu lista para el 2015, también estuvieron en tu lista para el 2014 y, probablemente, estén en la del 2016.

Según un Estudio de la University of Scranton, solamente el 8% de las personas cumplen, al menos de manera parcial, con sus resoluciones de año nuevo.

Según FranklinCovey el 35% de las personas incumplen sus resoluciones apenas en el mes de Enero.

Eso significa que un demoledor 92% de las personas que hacen resoluciones, al final no cumplen con lo que se proponen.

Lee aquí lo que hacen las personas que logran resultados

¿En qué grupo estás tú?

Las principales resoluciones que hace la gente

Es probable que alguna de las siguientes ideas te sean familiares, pues constituyen las más comunes resoluciones de año nuevo que se dan alrededor del mundo (del occidental, al menos).
Preparar una lista es bueno. La pregunta es si realmente
cumplirás con lo que allí escribes.

Eso no es algo malo, solo una mera referencia estadística.

Sin embargo, la manera en la que se determinan estas resoluciones y una serie de factores adicionales inciden en las probabilidades de éxito en su ejecución.
Perder Peso
Es la más común. Las personas estamos cada día más preocupadas por nuestra apariencia, ya sea por razones estéticas, razones vinculadas a la salud, a simple vanidad, presión social o lo que sea. Nos importa vernos bien.

Personalmente, creo que es bueno que nos importe tener el peso adecuado (de la mano con un adecuado nivel de fitness) y debería estar en nuestra lista.

Dejar de Fumar
Es muy frecuente verla por allí en las listas, también. Esta estuvo en mi lista por varios años. Específicamente durante mis primeros dos años de matrimonio. 

Por suerte, en su tercer año consecutivo en la lista, pude cumplirla.

Cambiar de Trabajo / Poner un Negocio propio
Sin duda, el stress laboral, la presión y el creciente grado de insatisfacción laboral de las personas hacen que analizar nuevas alternativas profesionales esté al tope de la lista. 

La pregunta que debemos hacernos es, si estamos tan descontentos, por qué esta resolución está permanentemente en nuestra lista (así como nosotros en la misma empresa).

Mejorar mi Educación Académica
Como parte de las aspiraciones profesionales de las personas, nos proponemos con frecuencia tomar cursos de postgrado o desarrollar nuevas habilidades, que nos sirvan para poder postular a nuevos trabajos o ascender. 

Pero estudiar requiere de inversiones altas, tiempo, dedicación y mucho sacrificio, lo cual con frecuencia no se toma en cuenta a la hora de ponerla en la lista de resoluciones.

Ahorrar
Es un hábito saludable, ¡qué duda cabe! Pero, con el costo de vida en ascenso, los salarios sin moverse y todas esas promociones especiales con descuentos increíbles en la tienda por departamentos, ¡cómo vamos a ahorrar! 

Por el contrario, no solo no se puede ahorrar, sino que uno necesita mayor línea en la tarjeta de crédito para poder aprovechar todas esas oportunidades y, además, para invertir en un armario más grande para poder almacenarlas.

Manejar el Stress
Como decía antes, el mundo dinámico y la presión constante en la que vivimos en el día a día, sumado a la presión financiera y social, al tráfico y a tantos otros factores, hacen que el nivel de stress en el que vive la gente se haya disparado por los cielos, en especial en las grandes ciudades. 

Muchas personas han notado que esos niveles de tensión son insostenibles para la salud y se han propuesto reducirlos, pero ¿cómo?

Ir al Gimnasio
Tiene que ver con la salud y la apariencia también. A menudo se pone como el medio para perder peso o disminuir el stress, pero hacer deporte es una prioridad de muchas personas al momento de definir sus cambios para el siguiente año.

Otras resoluciones que uno encuentra con frecuencia incluyen:
  • Comer de manera más saludable
  • Disminuir las Deudas
  • Realizar viajes (exóticos)
  • Reciclar y ser un poco más "verde"
  • Ayudar a otros y hacer voluntariado
  • Tomar menos alcohol

¿Está mal, entonces, ponerse resoluciones como estas?

¡En absoluto!

Yo opino que está muy bien que la gente se ponga metas. Es parte de tener éxito en la vida y eso es lo que se promueve en este blog.

El problema surge cuando esas metas no se cumplen y se transforman en inútiles declaraciones líricas, que no sirven para nada.

Es más, no solo son inútiles en el proceso de transformarnos en personas de éxito, sino que, por el contrario, generan cierto sentido de decepción y de "haber fallado", lo que se contrapone con los beneficios de una sana autoestima y avanzar paso a paso hacia el éxito.

Excusas versus Razones

Existe una gran diferencia entre estos dos conceptos, a menudo confundidos entre sí, que se interponen entre nosotros y nuestras optimistas resoluciones de año nuevo (y muchas otras que hacemos durante el año también)

Las Excusas y las Razones son los argumentos que utilizamos para justificar por qué hemos sido incapaces de cumplir con los que nos propusimos.

La diferencia radica en que las Excusas son argumentos vacíos, fácimente desbaratables, que tienen que ver con nuestra inacción y nuestras propias taras mentales para salir adelante.

Por otro lado, las razones, si bien constituyen problemas reales, pueden atacarse y resolverse y sirven para descubrir obstáculos reales en el camino.

Al final, ya sea que nos llenemos de Excusas o que no resolvamos las Razones, el resultado es el mismo: no cumplir con nuestro objetivo.

El primer paso es tener claro que las excusas están solo en nuestras cabezas y no el mundo real y que, si verdaderamente queremos tener éxito en la vida, tenemos que evitarlas.

Las 7 Principales Excusas que utilizamos

No Tengo Tiempo (1)
Somos campeones para justificar
por qué no hacemos las cosas.
Excusas no es igual a razones
¿Te suena familiar? Hace algún tiempo, conocí a un amigo que tenía un serio problema de sobrepeso. 

Su nombre era Francisco, Pancho, como le decíamos, y era un tipo alto, tenista y muy deportista de joven. 

Con el pasar de los años, empezó a subir mucho de peso. Se notaba más, al tratarse de un tipo muy alto.

Pancho medía cerca de 1.90m y, si bien su peso ideal estaba alrededor de los 90-92 kilos, a sus 40 años el pesaba cerca de 140kg.

Con ese peso, con el stress en el que vivía y con su ritmo de vida, tenía todos los indicadores de salud (colesterol, glucosa, presión arterial, etc) volando por los cielos.

Un día, fue al médico y este le dijo que no tenía opción, que si no bajaba de peso, estaba poniendo en riesgo su propia vida. Pancho era, además, padre de dos pequeños de 5 y 3 años.

3 meses después de su visita al médico, me encontré con él y me pareció que estaba más gordo aún. Le pregunté si es que había empezado con algún tratamiento. Entonces, él me explicó: 

"Mira - me dijo - me levanto todos los días a las 6.30am, preparo el desayuno de mis hijos, luego me cambio de ropa, manejo una hora al trabajo, que es muy demandante. Tomo dos horas de almuerzo, usualmente con clientes, lo que es inevitable, trabajo toda la tarde, manejo otra hora de vuelta a casa y llego destruido a las 9pm. La verdad, no tengo tiempo para hacer deporte y mi trabajo impide que haga una dieta."

Su historia parecía razonable, hasta que un día casi se muere. No recuerdo bien con quién conversó luego de ese episodio, pero parece que Pancho escuchó los consejos y decidió "hacerse el tiempo". 

Empezó a levantarse un poco más temprano, para salir antes y no agarrar la hora punta de tráfico. 

Con eso logró, a su vez, salir más temprano de su oficina para evitar el tráfico de vuelta y llegar más temprano a casa. Se inscribió en un gimnasio cercano. Al final, llegaba a casa a la misma hora, pero después de una hora de deporte.

Es decir, con un poco de inteligencia y voluntad, reestructuró su día y pudo "encontrar el tiempo". 

También dejó de tener almuerzos con clientes, ya que entendió que su vida es más importante que su trabajo, el cual, por cierto, no se vio afectado en absoluto por estos cambios. Pancho ya trabajaba más de doce horas diarias, así que su aporte era y siguió siendo altamente valioso.

El lunes comienzo (o el próximo mes o siglo) (2)
Probablemente, también, te suene familiar. Es normal que nuestra mente quiera comenzar algo en una fecha que se parezca a un comienzo también. 

El lunes es el inicio de la semana y el próximo mes comienza en un día primero, lo cual es idóneo para nuestro orden.

La verdad es que un cambio o una mejora en nuestros hábitos puede comenzar ya, pero siempre encontramos la manera de convencernos de que debemos comenzar "el lunes".

Cuando a Pancho le vinieron las complicaciones de salud, estas no comenzaron un lunes, comenzaron cualquier día y los cambios que él tuvo que hacer también tuvieron que comenzar inmediatamente.

La vida no está comprada y se puede acabar en cualquier momento, así que para qué postergar algo que nos puede beneficiar desde hoy.

Siempre digo en este blog, que el éxito en la vida está vinculado a la felicidad y, si uno pusiera sus resoluciones en términos de niveles de felicidad, ¿preferiría postergarlos o adelantarlos?

Siento que aún no es el momento (3)
Esta excusa y la anterior son parecidas, pero encierran una sutil diferencia. 

Ambas se escudan en la temporalidad, es decir, prefiero hacer esto en cualquier otro momento que no sea inmediatamente.

La verdad de las cosas es que todos vivimos nuestras vidas de cierta manera, el día de hoy, probablemente, de la misma forma en que la venimos viviendo por bastante tiempo. Es decir, lo que estamos haciendo hoy lo hicimos así ayer, la semana pasada, el mes pasado y desde hace tiempo.

Por lo tanto, cambiar o introducir una nueva actividad va a alterar lo que estamos haciendo ahora - como venimos viviendo - sin lugar a dudas. 

Y ya sea que lo nuevo (ir al gimnasio, la dieta, el viaje o lo que sea) lo haga hoy, mañana, el lunes o el próximo mes, va a ser difícil.

Por lo tanto, NUNCA será el momento correcto para cambiar nuestros hábitos o ir a trabajar en el cumplimiento de una meta.

SIEMPRE requerirá esfuerzo y algún tipo de sacrificio.

En el caso de Pancho, en lugar de levantarse dos horas antes para ir al gimnasio, logró reestructurar su horario para poder ejercitarse, pero igual requirió esfuerzo y sacrificio. 

No es fácil empezar media hora antes, ni mucho menos, salir más temprano del trabajo, cuando estás acostumbrado a salir tarde.

Además, ir al gimnasio y hacer dietas son sacrificios físicos en si mismos, no solo por el tiempo invertido.

Por otro lado, muchos culpan a alguna coyuntura de trabajo para no comenzar a hacer aquello que se plantearon, indicando que, apenas se supere esa coyuntura (cierre contable, campaña de ventas, lanzamiento de un producto o lo que sea) le darán prioridad a su objetivo personal.

Eso es falso. El trabajo siempre presenta coyunturas o temporalidades, muchas veces difíciles de predecir. 

Nuestros jefes, casi siempre, buscarán exprimirnos al máximo y verán cómo generar un proyecto para que estemos hiper-ocupados, así que, de nuevo, NUNCA será un buen momento, por lo tanto, aplazar nuestra actividad es solo una excusa.

Ya es tarde para hacerlo / Se pasó el momento / Ya estoy viejo (4)

Esta excusa es interesante.

Dependiendo del lugar en el que vivamos, la expectativa de vida promedio aumenta, pero usualmente está por encima de los setenta años en todos los países de habla hispana.

Adicionalmente, dicha expectativa de vida se ha incrementado sostenidamente en los último 50 años.

Por lo tanto, sostener que "se me pasó el momento" o "perdí la oportunidad" para un objetivo relevante para nosotros, no solo suena inverosímil, sino que suena a excusa barata.

A cada segundo que pasa, hay alguna persona en el mundo logrando alguna cosa diferente. A cada segundo que pasa hay alguien en el mundo logrando exactamente la misma resolución que tú decidiste que era muy tarde para ejecutar.

¿Cuál es el límite de edad para aprender y estudiar algo nuevo, hacer un posgrado o un doctorado o tomar un sencillo curso de carpintería?

¿Cuál es el límite de edad para comenzar a cuidar la salud y a hacer un poco de ejercicio a la semana o comer un poco más saludable?

¿Cuál es el límite de edad para realizar un viaje, poner un pequeño negocio o cualquier cosa que se te ocurrió como una resolución de año nuevo, por tu propio bien?

El único momento en el que es realmente muy tarde para hacer algo bueno por la felicidad de uno mismo es un segundo después de que nos apaguen el monitor. Para Pancho, ese momento casi-casi llega.

Las cosas no se han dado espontáneamente (5)
Muchas personas no son amantes de la planificación y la organización.

Lamentablemente, en la mayoría de casos, cuando uno se traza una meta debe organizarse y planificarse adecuadamente, sino la probabilidad de fracaso aumenta.

Son pocas las cosas que ocurren por "combustión espontánea".

Lamentablemente, cuando alguien se propone, por ejemplo "mejorar su educación académica", pero al ser preguntado al respecto nos responde "no ha ocurrido, porque no ha surgido la propuesta que conecte conmigo", pues es un típico caso de alguien que no quiere planificar, porque tal vez no quiera lograr nada.

Como vengo sosteniendo desde el principio en este blog. La clave del éxito está en ser feliz con lo que uno hace, pero para ello tiene que lograr cosas - pequeñas, medianas y grandes - pero lograrlas.

Es poco probable que alguien logre algo solo por casualidad.

Otros te dicen que "tienen la idea, pero no se les da"

Es una variante de lo mismo. Se trata de personas que, si bien tienen un proyecto, no entienden que imaginación sin ejecución es igual a absolutamente nada.

Una genial idea que no sale de la cabeza de su autor es totalmente inútil, si no se lleva a cabo.

Acción como clave del éxito...¡acción!


No encuentro "partner" / el entorno no se presta (6)

Aquí tenemos el caso de quienes prefieren culpar a terceros por su falta de acción a la hora de emprender el cumplimiento de sus propias metas.


Aquellos que no hacen deporte porque no tienen con quién hacerlo o no bajan de peso porque no hallan al nutricionista correcto o no inician sus estudios porque el amigo que les dijo que se iba a inscribir con ellos no lo ha hecho.



Por el lado del entorno, el tema es peor.



Si bien los negocios requieren de cierto clima de negocios para ser propicios, rara vez una de nuestras metas personales de corto plazo se ve afectada por el entorno.



En todo caso, si se diera el caso, los problemas del entorno tienden a ser pasajeros y coyunturales, con lo que la duración de la excusa también debería ser finita. Siempre hay cosas que se pueden ir avanzando, mientras el entorno se clarifica.



Y, finalmente,



La meta no era tan importante al final (7)

La séptima y última excusa es la peor de todas. Tiene que ver con escudar nuestra incapacidad de ser leales a nosotros mismos en el menosprecio de algo que trazamos como parte de nuestro objetivos personales.


Es poco probable que algo que te hubieras trazado a comienzos de año como un objetivo, pase a ser irrelevante en menos de doce meses.



¿Por qué? Pues es muy sencillo. En general, las cosas que se nos ocurren a inicios de año como una meta personal, son cosas que están dando vueltas en lo que los gringos llaman el "Top of Mind", es decir, la parte alta de nuestras mentes. 

Por lo tanto, se trata de ideas que están muy presentes en nuestras cabezas y difícilmente se trate de cosas irrelevantes.


Por eso, cuando uno trata de convencerse a si mismo de que tal o cual objetivo no era tan importante al final de cuentas, pues probablemente se esté mintiendo.



Conclusiones



Lo más importante es entender que las resoluciones de año nuevo pueden no cumplirse

Lo que hay que ver es si hay una real razón que se pueda superar o si simplemente estamos poniendo excusas para no efectuarlas.



El problema de no cumplir con nuestras metas personales, es solo nuestro. Somos nosotros mismos quienes estamos saboteando nuestra propia felicidad y nuestro propio desarrollo personal, por lo que vale la pena preguntarnos ¿quién pierde realmente?



La verdad, es que a nadie le importa si cumplimos o no nuestras resoluciones de año nuevo, pero deberíamos hacerlo, por nosotros mismos. 



Vamos a ser más felices y a sentirnos más exitosos. No me cabe duda.