viernes, 28 de noviembre de 2014

¿Puedo levantar mi autoestima yo solo?

A todos nos ha tocado pasar por momentos en los que los ánimos no nos acompañan y los días se hacen duros y pesados. Momentos en los cuales dudamos de nosotros mismos: ¿soy capaz de hacerlo? ¿soy bueno para esto o aquello? ¿la gente me quiere? ¿soy guapo(a)?

Cuando las cosas van bien, es fácil ver este tipo de situaciones y subestimarlas, pensar que son superficialidades o tonterías, pero cuando uno están en medio de un período de baja autoestima, no es nada fácil. Es muy complicado levantar la vista y ver el camino de salida del bosque. Es muy difícil creer que es posible.

Por eso escribo este blog. Si bien, cada persona y sus circunstancias son especiales, sí creo que hay una ruta - aunque no es la única - que sirve para salir de esto

La depresión y la Autoestima
Antes de comenzar, quisiera aclarar que uno tiene que saber distinguir entre un período de baja autoconfianza y un caso de depresión o similares. La depresión es considerada por muchos una enfermedad y debe ser tratada apropiadamente por médicos especialistas (psiquiatras). Yo recomiendo que, si alguien sospecha que su caso es de depresión, rompa sus paradigmas y vaya donde un psiquiatra que le pueda tratar. Funciona. Si nuestra mente no está sana, será imposible que tengamos felicidad y éxito.

Asimismo, si bien existen opiniones divididas respecto de la utilidad de la terapia, para muchas
Levantar nuestra autoestima comienza
por elegir el camino correcto.
personas ha sido de gran ayuda para poder salir adelante de sus problemas, para encarar sus traumas y frustraciones, así como para poder limpiar su mente.

Dicho esto, vale la pena mencionar también que nadie va a hacer las cosas por nosotros. Nadie, sino nosotros mismos, va a sacarnos de nuestro estado de ánimo. 

Somos nosotros los que debemos tomar control sobre nuestras vidas y hacer lo que corresponda para volver a mirar hacia adelante. 
Sin autoestima no hay éxito posible: La historia de Pedro Pérez
Quiero contarles la historia de Pedro Pérez. Pedro, es alguien a quien conocí hace más de diez años y a quien no veo hace cerca de cinco.

Pedro era un tipo inteligente, divertido y culto. La materia prima perfecta para tener éxito. Sin embargo, Pedro le daba un peso muy grande al azar y a la acción de terceros sobre los resultados de su propia vida. Él sentía que siempre daba lo máximo de sí mismo, pero que siempre existiría alguna influencia externa que interferiría con su propio éxito.

Por ejemplo, me contó una vez que en un curso importante de su maestría, a la hora de exponer el trabajo final, el profesor le puso una calificación mediocre, aunque aprobatoria: "Me pasé dos semanas trabajando en esa presentación y sé que era estupenda - me contó - pero ese profesor no es una buena persona y me calificó mal, porque provengo del interior del país y él prefiere a la gente de la capital."

En otra ocasión, pese a que su hoja de vida era bastante atractiva, me pidió ayuda para obtener algunas entrevistas de trabajo. "Solo se puede obtener empleo con buenos contactos" era su lema oficial al buscar empleo, así como "Aquí solo ascienden los que le 'lustran las botas' a los jefes".

Lamentablemente, le empezó a ir mal. No solo profesionalmente. Perdió su empleo y se vio forzado a romper una relación sentimental de varios años. Subió de peso rápidamente y empezó a ingerir alcohol con frecuencia. Su grupo de amigos de toda la vida también comenzó a alejarse.

Un día me encontré con él. De ser alguien con buena apariencia y muy deportista, parecía haber envejecido 20 años. Pesaba más de 125 kilos y tengo la impresión que no se bañaba hacía una semana. Debo reconocer que me dio mucha lástima verlo así. Conversamos un rato y me contó que estaba alistándose para viajar a Estados Unidos, pues "en este país no pasa nada".

Pasaron un par de años hasta que me volví a encontrar con él y casi no pude reconocerlo. Había cambiado tremendamente. No solo había perdido más de 40 kilos, sino que se le veía joven y limpio. Pero lo más importante es que tenía otra cara, una cara de felicidad plena. "Hola Pedro - le dije - te veo muy bien! Qué ha sido de tu vida?"

"Estoy muy bien" - me respondió. Hace dos años llegué a Estados Unidos y conocí a una persona maravillosa que me ayudó a salir del pozo en el que me encontraba. Comencé a ejercitarme, dejé de comer basura. No es que mi dieta actual sea la más sana de la tierra, pero es muy balanceada y nutritiva, aunque me doy un par de gustos pecaminosos de comida rápida de vez en cuando. Además, encontré una verdadera pasión en la lectura. Tengo una biblioteca con más de mil libros! Sé que no es mucho (para mí lo es), pero es solo el comienzo. Los he leído todos!" - concluyó con orgullo.

Era otra persona. Tenía una visión optimista del mundo y de la vida y todo comenzó por un pequeño paso, al que siguieron varios otros pequeños pasos.

Cómo construir Autoestima, entonces.
Insisto, cada persona es diferente, pero yo creo que, en general, las frases optimistas no son de mucha utilidad si solo se les lee en Facebook cada día, sin que generen una acción específica.

Lee aquí también "Una Reflexión: ¿Fracasé si a los 40 no soy quien esperaba ser?"

Para mí, existen tres pasos clave que deben darse al inicio, cuando uno toma la decisión de levantar su autoestima
  1. La autoestima comienza por la Salud personal. Mente sana en cuerpo sano. Verdad absoluta. La buena noticia es que depende de nosotros únicamente. ¿No tienes tiempo? ¡Mentira! Sí lo tienes.
    • Hacer deporte produce endorfinas, que generan felicidad y placer.
    • Pero eso no es todo. Al hacer deporte, por ejemplo caminar 1 hora tres veces por semana, tu cuerpo empieza a fortalecerse y cambiar. El primer resultado es inmediato. Esto produce satisfacción con uno mismo, porque la imagen que vemos en el espejo nos agrada más y porque nos sentimos mejor - físicamente.
    • Finalmente, hay un efecto de "logro". Así es. A la mayoría de nosotros nos da tremenda pereza levantarnos para ir a un gimnasio o salir a correr o practicar cualquier deporte. Por eso, cuando lo hacemos, sentimos que nos hemos vencido a nosotros mismos. Esa sensación de victoria nos levanta el ánimo brutalmente.
    • Comer sano es clave. No significa hacer dietas rigurosas. Significa, simplemente, mejorar nuestra alimentación. El efecto inmediato es deshincharnos y sentir menos pesadez y malestar. El ánimo trepa inmediatamente, por las mismas razones que vimos antes. Te sugiero contactar un experto en nutrición.
  2. Limpia tus pensamientos
    • Todos los días, el estrés, el tráfico, las deudas, el gobierno y tantos otros problemas, nos llenan la cabeza de mala actitud. Debemos aprender a filtrar toda esa información inútil, que solo nos contamina y nos predispone negativamente.
    • ¿Haz hecho el esfuerzo de sonreír mientras manejas? Haz la prueba y me cuentas.
    • Es cierto, todos tenemos problemas reales, pero llenamos nuestra cabeza de cientos de problemas imaginarios y de problemas absurdos, como pelearnos con cada triste ciudadano que maneja su automóvil junto al nuestro en medio de la selva asfáltica.
    • Todo tiene un lado positivo. Debemos aprender a ver lo bueno de la vida y no solo lo malo.
  3. Mete pequeños goles.
    • Soy un profundo creyente de los pequeños triunfos para levantar el ánimo.
    • Encuentra algo que te encante y hazlo. Verás cómo logras cosas rápidamente.
    • Por ejemplo, yo, el otro día, decidí sacar mi caja de Legos con más de 25 años en el depósito y comencé a armar los carritos que tenía cuando era pequeño. Mi emoción y alegría conforme iba recordando mis sensaciones de niño y, sobretodo, conforme iba completando los modelos, es indescriptible...pequeñas victorias personales.

Al final del día, la única receta es la de buscar la paz en nuestras mentes. Nuestra familia será siempre nuestro recurso más valioso, pero debemos actuar y debemos cuidarnos a nosotros mismos. Esa es la clave. Estos 3 pasos me han servido a mí en numerosas oportunidades y estoy seguro que te servirán a ti también.

No olvides darle "Like" a mi página oficial de Facebook 

Un abrazo

Esteban



jueves, 20 de noviembre de 2014

¿Puede cualquiera ser PROACTIVO?

Antes de responder a esta pregunta de gran relevancia, quisiera yo hacerte algunas preguntas más personales a ti y, quisiera pedirte que las vayas respondiendo en tu mente, mientras vas leyendo este artículo.

Lee aquí la primera parte de este artículo sobre Proactividad

Cuestionario de Autoanálisis

  1. ¿En general, tus pensamientos y sueños están alimentados por tus propios ideales y esperanzas y no existe nadie que te obligue a pensar o sentir algo que no quieres?
  2. Cuando fuiste niño o niña ¿inventaste alguna vez algún juego, de cualquier tipo, cuando estabas aburrido y no había nada mejor que hacer? - En los 80s y antes no había internet, videojuegos en línea, ni cable como ahora.
  3. ¿Sientes que posees un grado suficiente de inteligencia y preparación como para resolver determinados problemas cotidianos de tu entorno laboral y personal?
  4. ¿Te consideras una persona correcta y con valores?
Bueno, si respondiste que sí a alguna de estas preguntas (o a todas) pues te tengo buenas noticias. Si tu respuesta fue "No" a las 4 preguntas, te sugiero que leas profundamente este artículo "¿Qué te aleja del Éxito en la Vida?" y cuando termines vuelvas a contestarlas.


Entonces, ¿puede cualquiera ser PROACTIVO?

La respuesta enfática es SI. Todos podemos ser proactivos. ¿Por qué lo sé? Pues, porque los principios básicos de la proactividad existen en cada uno de nosotros por igual y son muy difíciles de quebrantar por otros, por más opresores que estos sean:
"La Proactividad está en función a
cuánto uso hacemos de nuestra propia
Libertad, para crear, para dar y para
respetarnos"

  1. Libertad. En principio, somos gente libre. No somos esclavos. Podemos decidir qué hacer y qué no hacer. Podemos elegir la manera en que reaccionamos ante las circunstancias de la vida y a nuestros propios aciertos y errores. Somos libres de pensar y de generar ideas que puedan cambiar la situación en que estamos y mejorarla, llevándonos al éxito profesional y personal.
  2. Poseemos imaginación. ¿Recuerdas cuando era niño? Probablemente no, pero si has visto alguna vez a un niño jugar verás que es capaz de imaginarse las cosas más increíbles y alucinantes. Todos los niños lo hacen y todos hemos sido niños. Entonces, si tuvimos imaginación para idear y crear alguna vez, la seguimos teniendo hoy. Solamente tenemos que tomar la decisión de utilizarla. Haz el intento y verás que eres capaz de generar ideas.
  3. Respeto hacia uno mismo. La proactividad nos lleva a proponer, a mejorar lo que nos rodea, a cambiar aquello que consideramos equivocado. Si te respetas a ti mismo, harás todo lo posible por ser el mejor tu que puedas ser. Todos queremos y merecemos respeto y el primero que tiene que entregarnos ese respeto, es uno hacia sí mismo. Eso lo posees, es tuyo. Depende de ti utilizarlo o no.
  4. Ser buenas personas: La abrumadora mayoría de nosotros es gente buena, gente que quiere hacer el bien y que no quiere hacer daño a nadie. Somos personas que deseamos que lo que nos rodea y quienes nos rodean estén mejor. Con eso en mente, ponernos de pie e impulsar que ciertas circunstancias cambien es posible.
Dado que la vida de todos nosotros tiene en algún lugar de sus fundamentos estos pilares importantes, el potencial de ser alguien proactivo y por ende, alguien que tiene éxito en la vida, está allí para todos por igual.

Solo depende de ti explotarlo

¿Cómo me vuelvo proactivo entonces?

Stephen R. Covey en su libro Los 7 Hábitos de la Gente Efectiva ha profundizado y explotado más que prácticamente nadie el concepto de la proactividad. De hecho, es el primero de los siete hábitos. Te sugiero leerlo, pues es una lectura inspiradora y enriquecedora.
Sin embargo (y sin estar en desacuerdo) yo hago un planteamiento alternativo al de Covey, que creo que puede ser llevado rápidamente a la práctica, para volverte proactivo:
  1. Toma la decisión de No ser una Víctima de la Vida. (Mientras planeaba este post, quería escribir aquí que el primer consejo era dejar de ser un llorón que le echa la culpa al resto, pero me sonó un poco fuerte, así que lo cambié)
    • Para poder ser proactivo, si no lo eres, debes identificar en ti el problema – porque el problema es tuyo, no del entorno o de otras personas. Lo que pasa en la vida es consecuencia de tus propios actos.
    • Tras aceptar que te estás haciendo la víctima, abraza fuertemente el concepto de hacerte responsable de tus actos y decide cambiar. Volverás a ser libre, ya que tendrás control sobre lo que te pasa, ya que solo dependerá de ti y no del entorno, nunca más.
  2. Encuentra en tu trabajo y en tu vida aquello que no funciona y cámbialo.
    • Vamos, tú sabes perfectamente bien qué cosas pueden hacerse mejor, cambiarse o replantearse en tu trabajo.
    • No solo lo que te toca a ti, también lo que hace tu jefe o tus compañeros.
    • Dado que sabes que hay cosas que pueden cambiarse, identifícalas.
    • Esto aplica también en tu vida personal y familiar. Es fácil echarle la culpa a otros, recuérdalo, pero siempre hay cosas que tú puedes hacer y proponer para que todo tu entorno mejore.
  3. Utiliza tu imaginación y genera 2, 3 o 4 ideas para mejorarlas.
    • Llegó la hora de desempolvar nuestra imaginación, dejada de lado desde nuestra más feliz infancia.
    • Anota tus ideas y prepárate para ser proactivo
  4. Anda donde tu jefe y preséntale el caso.
    • Hazlo de manera empática, pero directa. Dile que has identificado algunos problemas o cosas que consideras que no se están haciendo bien y tienes algunas ideas para mejorarlas.
    • Plantéale las ideas que creaste con tu imaginación y conversa con él/ella para ver qué se puede hacer.
  5. ¡Escucha! Tu jefe o aquella persona a quien le propusiste tus ideas tendrá una reacción. Podrá aceptar o no tu propuesta, pero te dará razones. ¡Debes escucharlas!
    • Nunca te desanimes si tus propuestas no fueron aceptadas.
    • Recuerda que podrían no ser lo suficientemente buenas o, si sí lo son, podría no ser un momento oportuno para implementarlas.
    • Debes siempre preguntar qué es prioritario y oportuno, para tener información que te permita volver a tu trabajo, utilizar tu imaginación de nuevo y proponer nuevas ideas.

Es importante saber que proponer algo, dejar de ser víctima, así como hacerse responsable una sola vez, como hecho aislado, NO TE HACE PROACTIVO.

La proactividad es una hábito, una forma de vida.

domingo, 16 de noviembre de 2014

¿Sirve eso de la Proactividad?

¿Qué significa eso de ser proactivo? ¿Es acaso otro cliché inventado por un “Gurú” gringo de esos que venden millones de copias en sus libros?

Decíamos en el Capítulo en que hacemos referencia a lo que un jefe valora en sus empleados, que una de las primeras características que se buscan es la proactividad

Lee aquí: ¿Puedo tener Éxito Profesional en solo 3 Meses?

Es curioso que la palabra “proactividad” no exista en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Tendrá eso algo que ver con la realidad de nuestras sociedades?

En el Diccionario de Cambridge, la definición de proactivo es algo así como: “…la intención de producir un resultado positivo o prevenir un problema, en lugar de esperar a que el problema realmente aparezca”.

Lee aquí también mi post sobre cómo transformarte en alguien que alcanza resultados

“Si deseas tener éxito, debes salir y buscarlo hasta alcanzarlo, pues no vendrá a buscarte a tu sofá."
Aquello que ocurra en nuestras vidas será
siempre una consecuencia de nuestras decisiones

Yo considero que la proactividad es una de las claves del éxito, ya que este último no cae del cielo. Solo alcanzan el éxito aquellos que lo definen, que lo planean, que lo buscan, que lo intentan sin desanimarse.

Si uno lee con atención los párrafos anteriores, notará que la proactividad está reservada solo para aquellos que son capaces de comprender que lo que les sucede en la vida es el resultado de sus propias acciones, es su propia responsabilidad y no la culpa de terceras personas, del entorno o del espíritu santo.

El principio inherente a la proactividad es la responsabilidad. Es hacerte dueño de tus propios actos y de las consecuencias de los mismos.
Déjame contarte una historia:

Alonso es una persona que era parte del entorno que yo frecuentaba en mis épocas de universitario.
Era un tipo inteligente, sin duda y con un muy buen perfil académico.
El problema con él tenía que ver con su actitud. Siempre andaba criticando a los demás y tenía una visión particularmente negativa del mundo.

Luego de graduarse de la universidad, recuerdo haber conversado con él y preguntarle cómo iba en el proceso de búsqueda de trabajo:
“Estoy haciendo lo único que se puede hacer - me dijo - tengo una lista de cerca de 50 amigos y conocidos de mi papá, a quienes pienso enviar mi hoja de vida y llamaré para que me entrevisten.”
“Pero, ¿en cuál de esas empresas te gustaría trabajar?” – le pregunté.
“Eso no es relevante. La única manera de conseguir empleo es a través de conocidos y buenos contactos. Eso de pasar por evaluaciones de recursos humanos es una estafa. En las empresas la gente solo contrata a sus amigos y conocidos.” – me respondió.
Le comenté que no estaba de acuerdo. “Yo creo que las empresas buscan contratar a los mejores, en general, y si eres bueno y tienes una buena evaluación y entrevistas, te deberían contratar.” Me respondió que no, que yo era un soñador y que la vida no funcionaba de esa manera.

Algunos años más tarde, nos encontramos y noté que él no estaba muy satisfecho de su carrera, ya que no paró de culpar al "bruto" de su jefe por el hecho de no haber prosperado más.

En medio de la conversación, se nos acercaron a conversar Bernardo y Arnulfo.

Bernardo no fue muy estudioso, pero tenía un gran olfato para los negocios y dirigía su propia empresa, mientras que Arnulfo, ocupaba una gerencia en un importante banco local.

Estuvimos conversando por un rato y luego ellos se retiraron. Le comenté a Alonso que tenía mucha estima por ellos dos y que me daba mucho gusto que les estuviera yendo bien en sus carreras profesionales.

Su respuesta no me sorprendió: “Mira – me dijo – Bernardo es un tipo poco inteligente, aunque simpático sociablemente. Todo lo que ha logrado es por el dinero de su padre, quien prácticamente le ha regalado lo que tiene, mientras que a Arnulfo le va bien en su trabajo, porque sabe venderse y se dedica a adular a sus jefes. En ese banco solo suben los adulones.”
¿Qué nos deja esta historia?

Lo más saltante de esta historia es la actitud y la visión del mundo de Alonso.
Para él, solo se trata de lo que el entorno decide. Es alguien que ha rechazado por completo su responsabilidad con la vida y consigo mismo. Cuando se trata de opinar sobre los logros del resto, él los menosprecia, argumentando que solo la suerte, los buenos contactos y la renuncia a los principios personales sirve para tener éxito en la vida.

¿Alguna duda de por qué esta persona no tiene éxito en su vida?

Quisiera cerrar este post con algunas conclusiones:
  1. Debemos volvernos proactivos para tener éxito en nuestro empleo y en la vida.
  2. Ser proactivos no tiene que ver solo con nuestra iniciativa para aportar ideas y solucionar problemas, tiene que ver con cómo abordamos la vida, sabiendo que somos amos y señores de nuestras decisiones, de nuestros actos y de las consecuencias de estos.
  3. No olvidemos que si algo sale bien, será nuestro mérito. Si algo sale mal, será consecuencia de algún error u omisión hecha por nosotros, pero tampoco importará, pues tomaremos la decisión en ese minuto de revertir los resultados negativos.
  4. ¿Puede todo el mundo ser Proactivo? En mis próximos posts daré respuesta a esta pregunta y hablaré de Autoconfianza.
No olvides darle "Like" a mi página oficial de Facebook 

Un abrazo

Esteban


martes, 11 de noviembre de 2014

¿Qué te aleja del éxito en la vida?

Es verdad que todos deseamos tener éxito en la vida, pero ¿no te pasa que algunas veces todo parece estar servido para sabotearte? Analicemos un poquito más.

"Creo que el éxito no es para mí, nunca he tenido suerte". "A Fulanito le va bien, porque tiene buenos contactos, yo no tengo tantos conocidos". Qué tal esta: "Yo no soy tan guapo(a) como él (ella), por eso no logro encontrar pareja". "A esa persona le va bien, porque se vende bien en su trabajo con su jefe. A mi no me gustan esas cosas y prefiero esperar a que alguien me lo reconozca".

¿Te suena familiar alguna de estas frases?

Yo las he escuchado con muchísima frecuencia. Y no necesariamente dichas por otras personas. Las he escuchado al interior de mi cabeza, cuando yo vivía saboteando mi propio éxito y vivía impidiéndome salir adelante.


Cuando una persona cae en el círculo vicioso de la baja autoestima, puede terminar transformándose en su peor enemigo y lo peor de todo, es que pierde tiempo, muchísimo y valiosísimo tiempo, para ser feliz, para tener éxito, para disfrutar de lo maravillosa que es la vida.

Pero somos seres humanos. Y yo, estimado lector y lectora, que gentilmente inviertes tu tiempo para leer lo que humildemente tengo qué decir, no soy muy diferente de ti o de tantas otras personas que han transitado por el camino del desánimo y la inseguridad.

Al igual que muchas otras personas, he sentido que no era lo suficientemente inteligente para obtener un trabajo o un ascenso, lo suficientemente hábil como para ser invitado a un juego de pelota, lo suficientemente simpático como para merecer la amistad de algunas personas y tantas otras cosas más.

Pero, por suerte, he sabido salir adelante y encontrarla forma de sentirme exitoso y de sentirme feliz en la vida, aunque me quede mucho por lograr y muchos obstáculos por superar.

Los 6 ladrones del Éxito

Los Ladrones del Éxito te atacan he
impiden que tu viaje sea el que sueñas
y hacen realidad tus temores.
Siempre decimos que el Éxito no es un resultado, sino una forma de vida. Se trata del viaje y no del destino.

Pues bien, si tomamos esa analogía, pensar en aquello que nos impide tener éxito en la vida es como pensar en aquellas viejas películas del Oeste Americano.

Asaltantes enmascarados, armados y a caballo, que asaltaban sin piedad los trenes que viajaban por las vías.

En nuestro camino de éxito ocurre lo mismo.

Para mí existen 6 tipos principales de Asaltantes, que nos impiden tener éxito:

  1. Baja Confianza en mí mismo: La Autoestima es clave en la vida. Si pienso que no puedo lograr algo, probablemente tenga razón.
  2. Dejé de ser mi mejor amigo: Si no te gusta la persona que ves en el espejo cada día, pues difícilmente salgas adelante. Si no conoces y confías en esa persona del espejo, pues más difícil aun.
  3. Entusiasmo perdido: Los niños se distinguen de los adultos en que se entusiasman por las cosas más sencillas y elementales. Quizás por eso logran tantas cosas tan rápido...y son, en general, tan felices. Lee aquí las 3 Fuerzas Nucleares del que obtiene resultados
  4. Liderazgo Dormido: Todos somos material de líder. Sin excepción. Pero un buen líder se lidera a sí mismo antes de liderar a otros. Si ese liderazgo se duerme, no nos podremos guiar y nos perderemos en el camino. Aprende aquí si un Líder Nace o se Hace
  5. Exilio Personal: Nadie es una isla. Necesitamos acercarnos y no alejarnos de los nuestros. Familia, amigos, colegas. Todos.
  6. Dedos Entumecidos: Si un pianista consagrado deja de practicar, sus dedos se pondrán duros y le costará interpretar con éxito el piano. Lo mismo pasa con cualquier otra disciplina. Debemos instruirnos continuamente para que nuestro conocimiento y habilidades se nutran, logremos cosas y encaminemos nuestro éxito.

Algunas conclusiones


¿Te das cuenta que los 6 Ladrones no están a caballo fuera del Tren, sino dentro de él?

Más precisamente, los Ladrones están dentro de nosotros mismos, en nuestras mentes, en nuestros corazones.

La buena noticia es que está en nuestras manos vencerlos.

¿Por dónde empezamos? Pues por el principio. Por la autoestima.

Lee aquí la publicación en la hablo de Autoconfianza.

Mientras tanto, quisiera que respondas para ti la siguientes preguntas:
  1. ¿Cuáles Ladrones vienen viajando en mi tren? ¿Uno? ¿Dos? ¿Más? ¿Cuáles?
  2. ¿Estoy decidido a vencerlos y expulsarlos o estoy conforme con ellos aquí?