viernes, 30 de enero de 2015

7 Acciones para que tu Jefe te Escuche

A todos nos ha pasado que tenemos sugerencias para mejorar los resultados de la empresa, mejorar el ambiente de trabajo, disminuir los costos, conseguir nuevos clientes o cualquier otra cosa...y nuestro jefe no nos escucha.

Nuestras ideas son buenas y beneficiosas. Además, nuestro jefe se podría beneficiar del resultado exitoso de su implementación, pero aun así...nuestro jefe no nos escucha.

¿Qué es lo que puede estar pasando?

Lamentablemente, este escenario es muy frecuente.
A veces se siente como una gran
victoria que nuestro jefe escuche alguna
de nuestras ideas

Uno de cada 3 empleados (33%) siente que su jefe no los escucha, de acuerdo a un estudio de DDI. Asimismo, la mitad de ellos piensa que podría hacer el trabajo de su jefe, mejor que él.

Por otro lado, hay algo de verdad en esto, ya que solo el 54% de los supervisores involucra verdaderamente a su equipo en el proceso de toma de decisiones.

Pues, entonces, la culpa es de los jefes y son estos los que tienen que cambiar...y más les vale hacerlo. PUNTO.

¿O no?

Algunas ideas erróneas que deben ser re evaluadas

Se necesita a dos para bailar un tango
Si tu jefe no viene a ti por respuestas, pues eres tú quien debe llevárselas a él.

Algunas personas se enfocan en las características de sus jefes para analizar el por qué no son escuchados o tomados en cuenta. 

Es cierto que existe todo tipo de jefes, desde los muy buenos y abiertos con gran sentido de liderazgo, hasta los muy malos.


Independientemente de la calidad de jefes que tengamos, no depende solo de ellos que exista comunicación con nosotros.

Si sentimos que no nos escuchan o no toman en cuenta nuestras capacidades, no se debe solo a ellos. También se debe a nosotros. Si no te escuchan, hazte escuchar. 

Si la montaña no viene a Mahoma, adivina qué hace Mahoma...



Se "espera" de los jefes que tengan la respuesta a todo
Existe en muchas organizaciones la errada concepción de que un Jefe o un Gerente es una suerte de oráculo sabio que tiene la obligación de conocer todas las respuestas.

Esto es falso.

El problema es que muchos jefes lo creen así, en algunos casos por exceso de EGO y en otros por falta de confianza en si mismos, pero la verdad es que no recurren a nadie por respuestas.

Lamentablemente, muchos subordinados tienen la misma concepción errónea y no se acercan proactivamente a proponer ideas a sus jefes...y después se quejan de que no los escuchan.



Mi jefe menosprecia mi trabajo
Esta es una perspectiva errada sobre un hecho diferente. Muchas veces, los jefes tienen un punto de vista más estratégico o genérico de las actividades del área, ya que su marco de responsabilidades es mayor.

Por lo tanto, no están interesados en adentrarse mucho en determinados detalles específicos de alguna función, generando desazón y frustración en el subordinado respectivo.

No debe confundirse necesidad de síntesis, que es lo que busca un jefe, para optimizar su día y poder abarcar más temas, con desinterés por el trabajo.

Cualquier cosa que sea importante, va a ser vista como relevante por el jefe, pero debe ser presentada de la manera correcta y oportuna.



Mi jefe quiere que yo haga su trabajo
Es cierto que existen jefes ociosos que no hacen nada, que todo lo delegan y después están presentes solo para la foto, para llevarse las palmas y cobrar el bono.


Lo bueno es que la mayoría de jefes sí son gente responsable.

Sin embargo, lo que muchos subordinados confunden es que la labor de un jefe es dirigir un área y hacer que un equipo humano produzca algo. 

Para que ello ocurra, debe delegar funciones. La delegación lleva implícita la necesidad por parte de los jefes de que exista cierta autonomía en la toma de decisiones por parte del subordinado.



El gran reto para nosotros radica en saber identificar cuál es el grado de verdad de los anteriores paradigmas. 

¿Es mi jefe un buen delegador o en realidad es un ocioso? 

¿Es mi jefe alguien muy estratégico o en realidad solo quiere aparentar porque está muerto de miedo en su puesto?



La verdad ineludible
El tema central es que, independientemente de cuál sea la realidad de los paradigmas y qué tan bueno o no sea nuestro jefe, existen dos verdades absolutas:


  • Nuestro jefe sigue siendo nuestro jefe y por lo tanto es nuestro principal evaluador y cliente interno.
  • Nosotros solo podemos influir en aquello que nos concierne a nosotros y está en nuestras manos. La educación, intenciones, estilos y decisiones de nuestro jefe no lo están, por lo tanto, esa realidad es un dato con el que tendremos que lidiar.


Las 8 cosas que sí podemos hacer:

"Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser mejores, eres un líder" - Jack Welch

#1 Escucharlo y Entenderlo
Para lograr que nuestro jefe nos escuche, lo primero que tenemos que hacer nosotros es escucharlo a él primero, atentamente, cada vez que lo tengamos al frente.

En las reuniones, nuestro jefe mencionará muchas cosas que son relevantes para él.

Hablará de cuáles son sus principales preocupaciones en este momento. Por ejemplo, si para él es vital saber cómo conseguir financiamiento para un proyecto que le ha pedido el Gerente General, pues esperará que lo ayudemos con eso. 

Si yo llego a él con el plan de gastos para la Fiesta de fin de Año en ese minuto, lo más probable es que ni me reciba.

También hablará de cómo le gusta recibir la información. Nos dará señales sobre qué tan numérico es, cuál es el grado de profundidad de análisis que espera, si valora la forma o solo le interesa el fondo de la información, sin importar que se le entregue en una servilleta de papel.

Finalmente, aunque existen muchas cosas más, durante reuniones informales, en el pasillo o en cualquier momento mencionará sus valores, la puntualidad, al comportamiento y diferentes frentes a los que debemos prestar atención para conectar con él.



#2 Ponte en sus Zapatos
Como decíamos en el punto anterior. Si somos buenos escuchando, podremos entender mejor qué tipo de retos o problemas está enfrentando en ese momento. 

(Aprende cómo ser Proactivo en el Trabajo)

Si conocemos cuáles son sus circunstancias, podremos hacer el ejercicio de entender qué es prioritario y urgente para él en ese minuto y por lo tanto plantearle ideas que le puedan ayudar. 

Asimismo, sabremos qué dilemas enfrenta. Si nos ponemos en sus zapatos y pensamos en "cómo yo resolvería ese problema si fuera él", las probabilidades de éxito son mayores.

Finalmente, al ponerte en sus zapatos, sabrás qué le piden sus propios superiores, por lo tanto, aquello que le plantees le servirá en su rol de subordinado también.

Recuerda que tu jefe también es subordinado de alguien.



#3 Habla su Idioma
Muchos gerentes - la mayoría - son ejecutivos prácticos y bastante numéricos. Les gustan los hechos bien sustentados (con numeritos) y los planes de acción concretos.

En general, les disgusta cuando uno viene con problemas donde ellos. Yo tenía un jefe con quien el diálogo iba así:

- Jefe, tengo un problema - decía el subordinado
- Cuéntame - respondía el jefe
Tras el relato del subordinado el jefe preguntaba:
- ¿Y cómo lo vamos a solucionar?
- No lo sé, jefe - respondía el subordinado - para eso he venido.
- Pues bien - finalizaba el jefe - cuando tengas la solución me buscas. No vengas aquí con problemas, ven con soluciones.

Siempre tienes que pensar que, conforme se sube en la pirámide organizacional, son más temas y más complejos los que debe ir viendo cada persona, por lo tanto, su capacidad de síntesis debe ser muy grande. Más ejecutivo, mejor, pero con buen sustento.

Sin embargo, esto que digo es solo una generalización. Todos los jefes son diferentes y tienen sus gustos y preferencias. Los hay más minuciosos, los hay más numéricos, los hay a quienes les gusta la forma, etcétera. 

Conoce a tu jefe y habla su idioma.



#4 Conoce su Estilo
El significado de "profesionalismo" puede ser muy relativo. Lo que es aceptable para uno, puede no serlo para otro. Dependerá mucho de su estilo personal.

Por ejemplo, existen jefes muy serios y conservadores. Les gusta que el lenguaje de sus reportes también lo sea, que los powerpoints sean muy sobrios y, en genera, que todo sea muy serio.

Por otro lado, existen otras personas más relajadas e informales, quienes pueden aceptar un poco de humor en el trabajo, siempre y cuando las cifras sean serias y que su estilo personal es más abierto.

Ninguno de los dos es mejor que el otro. Simplemente son diferentes y eso se debe entender. 

Si conoces el estilo de tu jefe, lo más probable es que puedas conectar muy bien con él, si es que te sabes adaptar a su necesidad de más o menos seriedad y sobriedad. 



#5 Halla el momento correcto para presentar tus ideas
A estas alturas, es probable que la calidad de lo que le quieres presentar a tu jefe, tenga altas probabilidades de conectar y, por lo tanto, que seas escuchado y reconocido como mereces.


Sin embargo, el manejo de tiempos también es importante.

Dependiendo del tema, la situación, la relación con tu jefe y algunas circunstancias más que deberás analizar, podrás "caer" inesperadamente a su oficina a presentarle tu idea o propuesta o podrás agendar un reunión formal en una fecha y hora específicas.

¿Cuál de las dos es mejor? Depende de varios factores.

Si sientes que no te hacen mucho caso, la reunión formal puede ser muy útil, ya que lograrás maximizar su atención y le dará seriedad al tema, aunque te corres el riesgo que te den la reunión para el 21 de Mayo de Nunca Jamás.



#6 Haz una presentación de lujo
Esto no es otra cosa más que: PREPARACIÓN + CALIDAD.

Si tu jefe te dio el tiempo y el espacio para que presentes tu tema, tienes que aprovechar la oportunidad.

Aquí, todo cuenta. Debes maximizar tu profesionalismo.

Prepara bien no solo tus ideas, sino que anticipa las posibles objeciones, maneja datos y cifras y sobretodo conoce los detalles. Te van a preguntar muchas cosas. Ten claridad sobre tus propias opiniones o lo que tú harías si fueras él, ya que esas son preguntas fijas.

Finalmente, las formas importan. Yo, personalmente, creo que las ideas son los más importante, pero buenas ideas mal presentadas tienen grandes chances de ser rechazadas.

Por eso, un buen Powerpoint o documentos bien hechos, que cuiden la forma, la ortografía, la redacción y la visualización son complementos vitales para conectar con tu jefe.



#7 Deliver (Entrega)
Quise utilizar el concepto "Deliver", ya que es muy potente. Los gringos lo utilizan mucho y la traducción al español (Entrega) es inexacta y no tan potente.

Básicamente, lo que busca un jefe es a un subordinado capaz de "deliver", es decir que, después de hacer tu propuesta y te la compraron, debes entregar con resultados rápido.

Es un reto, pero es tu gran oportunidad de demostrar tu valía.

Después del primer gol, la disposición de tu jefe a escucharte cambiará completamente.

¡Te lo aseguro!













1 comentario:

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