Hace
algunas semanas, durante la conversación con un buen amigo, a quien además
aprecio por su inteligencia y calidad humana, surgió esta pregunta: "¿Es
cierto que uno debería haber alcanzado la cima de su carrera a los 40
años?"
Pese
a dar una respuesta en ese momento, la pregunta me dejó pensando...
Analicemos
el tema un poco más
¿En
qué momento nos trazamos una meta de ese tipo?
Usualmente,
las personas terminamos el colegio entre los 17 y los 18 años, dependiendo del
sistema educativo y el país en el que estemos. Luego, vienen los estudios
superiores y - nuevamente, dependiendo del país - entre los 22 y los 25 años
estamos obteniendo un título universitario y comenzando nuestras carreras
profesionales, las cuales incluirán estudios de postgrado alrededor de los 30 -
32 años y posiciones gerenciales algunos años tras eso, es decir, entre los 36
y los 38 años.
¿Verdad?
No,
no es verdad.
Lo
único cierto de la afirmación anterior es que los sueños y las aspiraciones
profesionales las empezamos a trazar en algún lugar entre los quince y los
veinte años. Es una época en la que nos imaginamos todo tipo de cosas, desde
ser un reconocido artista o deportista hasta ser un exitoso empresario o
científico.
Ciertamente,
la mayoría de las personas, independientemente de lo que sueñen, se ven veinte
años después como alguien de éxito y de provecho.
¡Eso
es fantástico! Entonces, qué pasa con la afirmación anterior.
Sentir que no progresamos en nuestras carreras profesionales es algo frecuente, pero usualmente analizado desde la perspectiva incorrecta |
Pues
se trata de la forma de pensar de un grupo específico de la población. La
cronología narrada, hace referencia únicamente a personas que aspiraron a ser
gerentes o empresarios y que tuvieron la suerte de seguir estudios
universitarios o técnicos. Estas personas, en el mundo de habla hispana,
representan un porcentaje relativamente pequeño de la población (según un
Estudio de SITEAL en 2005, en una muestra de países Latinoamericanos, a penas
entre el 11% y el 40% de las personas entre 18 y 29 años habían terminado la
secundaria, de los cuales, entre el 40% y el 70% - dependiendo del país -
seguían estudios superiores; sin contar el alto porcentaje de abandono en
general).
Es
así que, juzgar el éxito a los 40 años por la posición jerárquica que ocupan
las personas a los 40 años en las empresas, empieza a ser una mala idea.
¿Qué
es lo que realmente importa?
Lo
importante, en mi opinión es que, a los 20 años nos trazamos metas de largo
plazo, pero 20 años después muchas cosas y circunstancias podrían haber
cambiado nuestras realidades, por lo que metas de este tipo tienen sentido solo
en la medida de que las manejemos como meras referencias y las vayamos
adaptando continuamente.
Entonces,
¿no importa dónde esté parado a los 40 años?
Pues
sí, sí importa. Pero depende únicamente de dónde estés parado en relación a las
metas que tú mismo te trazaste a lo largo de tu vida. Si tu meta era ser
Gerente General y sigues siendo Analista, pues tienes un problema. El problema
no es que no seas Gerente General, ¡no! El problema es que tienes una meta que,
en este momento, es irreal y no la has cambiado o adaptado a tu realidad de
manera oportuna.
Todas
las metas tienen que ser realistas. La motivación laboral de ser Gerente General será
legítima por el resto de tu vida, pero si tienes 39 años, eres Analista y tu
meta es ser Gerente General a los 40, claramente, es algo irreal, que no va a
pasar. Si no abres los ojos y actúas con inteligencia, le harás un daño a tu
ánimo y a tu autoestima.
Uno
debe trazarse metas todo el tiempo, en los 3 niveles: Familiar, Personal y
Profesional.
Esas
metas deben ser de plazo inmediato, medio y largo, pero han de ser realistas y
motivadoras. Lo que uno busca en la vida es ser feliz. Ese es el propósito
máximo.
¿Cómo
debo ver las cosas entonces?
En
mi opinión, independientemente de si tienes 20, 25, 30, 40 o los años que sean,
debes analizar tu vida siguiendo estos 6 pasos:
- Optimismo: Debes verte a ti mismo, de manera positiva. Siempre debes tener una actitud positiva si quieres lograr tus metas.
- Entusiasmo:
La Energía que le pongas a todos tus planes y proyectos de vida será clave
para alcanzarlos y/o para levantar la cabeza y saber reengancharte cuando
las cosas no salgan como esperabas
- Tener
Metas: Tus aspiraciones son claves. Es bueno trazarse una meta para dentro
de veinte años, pero debes tener claro que, tan importante como esa meta
son las de corto y mediano plazo, así también como aquello que quieres
lograr en los próximos seis meses.
- Planificar:
Una vez que traces tus metas, deberás preparar un plan específico para
lograrlas, de lo contrario, serán solo buenas intenciones y, créeme, en
cinco años - que se pasan volando - no habrás avanzado mucho. La motivación laboral debe verse reflejada en un plan específico que te guiará día a día.
- Ejecutar: Nada se logró en la vida sin trabajar duro. Debes aprender cómo ser un líder que, primero que nada, se lidera a sí mismo.
- Saber voltear la página: A veces las cosas no salen como uno las planeaba, ya sea porque cambia el entorno, porque cambia uno o porque simplemente, la idea fue mala. Hay que saber lamerse las heridas a tiempo, limpiarse el polvo de los brazos, tomar aire, mirar hacia adelante y seguir por una nueva ruta. ¡No queda más remedio!
Julio César –
el gran militar, estratega y dictador romano, se recriminaba a sí mismo, poco
antes de su exitosa campaña hasta el Rin en territorio germánico: "Tengo
más de 50 años y ¿qué he logrado?. ¡Nada! Alejandro Magno, a los 33 había
conquistado el mundo y yo, a duras penas he derrotado a un grupo de
bárbaros" - decía en referencia a sus victorias contra los galos.
Es
interesante ver esto en retrospectiva, pues Julio César se menospreciaba
severamente (aunque su ego era gigantesco), pero la historia terminó ubicándolo
en el mismo sitial que a Alejandro Magno y más de 2000 años después de su
muerte, lo seguimos recordando como uno de los 3 más grandes conquistadores y
estrategas de la historia. Estoy seguro que esa meta, no se la trazó ni en el
más optimista de sus sueños.
En
conclusión, las metas son algo personal y debes ir cumpliendo las tuyas propias
para tener éxito en la vida. No es relevante lo que haga el resto. No es
relevante cuándo el resto lo logre. Lo único verdaderamente importante es
aquello que deseas tú y cuándo lo deseas.
Para
lograrlo, debes trabajar duramente. Si estás lejos de alcanzar tu meta y el
plazo se está venciendo, pues debes girar el timón.
Una reflexión final
Si trabajas
en una empresa, donde tus metas no se van a poder cumplir, pues debes evaluar
seriamente, el dar un paso al costado. Muchas personas se quejan de que “la
empresa no les da una línea de carrera o desarrollo profesional”. Pues bien, no
es deber de la empresa hacerlo, así que en lugar de dejar tu futuro en manos de
otros, toma el control y, si valoras tu vida, tu tiempo y tu trabajo, evalúa un
cambio de empresa o de profesión.
La vida es
una sola y se pasa rápido. Cuanto antes actúes, mejor.
Un abrazo
Esteban
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