lunes, 15 de diciembre de 2014

¿Fracasé si a los 40 no soy lo que soñaba ser?

Hace algunas semanas, durante la conversación con un buen amigo, a quien además aprecio por su inteligencia y calidad humana, surgió esta pregunta: "¿Es cierto que uno debería haber alcanzado la cima de su carrera a los 40 años?"

Pese a dar una respuesta en ese momento, la pregunta me dejó pensando...

Analicemos el tema un poco más

¿En qué momento nos trazamos una meta de ese tipo?

Usualmente, las personas terminamos el colegio entre los 17 y los 18 años, dependiendo del sistema educativo y el país en el que estemos. Luego, vienen los estudios superiores y - nuevamente, dependiendo del país - entre los 22 y los 25 años estamos obteniendo un título universitario y comenzando nuestras carreras profesionales, las cuales incluirán estudios de postgrado alrededor de los 30 - 32 años y posiciones gerenciales algunos años tras eso, es decir, entre los 36 y los 38 años.

¿Verdad?

No, no es verdad.

Lo único cierto de la afirmación anterior es que los sueños y las aspiraciones profesionales las empezamos a trazar en algún lugar entre los quince y los veinte años. Es una época en la que nos imaginamos todo tipo de cosas, desde ser un reconocido artista o deportista hasta ser un exitoso empresario o científico.




Ciertamente, la mayoría de las personas, independientemente de lo que sueñen, se ven veinte años después como alguien de éxito y de provecho.

¡Eso es fantástico! Entonces, qué pasa con la afirmación anterior.

Sentir que no progresamos en nuestras carreras profesionales
es algo frecuente, pero usualmente analizado desde la
perspectiva incorrecta
Pues se trata de la forma de pensar de un grupo específico de la población. La cronología narrada, hace referencia únicamente a personas que aspiraron a ser gerentes o empresarios y que tuvieron la suerte de seguir estudios universitarios o técnicos. Estas personas, en el mundo de habla hispana, representan un porcentaje relativamente pequeño de la población (según un Estudio de SITEAL en 2005, en una muestra de países Latinoamericanos, a penas entre el 11% y el 40% de las personas entre 18 y 29 años habían terminado la secundaria, de los cuales, entre el 40% y el 70% - dependiendo del país - seguían estudios superiores; sin contar el alto porcentaje de abandono en general).
Es así que, juzgar el éxito a los 40 años por la posición jerárquica que ocupan las personas a los 40 años en las empresas, empieza a ser una mala idea.

¿Qué es lo que realmente importa?

Lo importante, en mi opinión es que, a los 20 años nos trazamos metas de largo plazo, pero 20 años después muchas cosas y circunstancias podrían haber cambiado nuestras realidades, por lo que metas de este tipo tienen sentido solo en la medida de que las manejemos como meras referencias y las vayamos adaptando continuamente.

Entonces, ¿no importa dónde esté parado a los 40 años?

Pues sí, sí importa. Pero depende únicamente de dónde estés parado en relación a las metas que tú mismo te trazaste a lo largo de tu vida. Si tu meta era ser Gerente General y sigues siendo Analista, pues tienes un problema. El problema no es que no seas Gerente General, ¡no! El problema es que tienes una meta que, en este momento, es irreal y no la has cambiado o adaptado a tu realidad de manera oportuna.
Todas las metas tienen que ser realistas. La motivación laboral de ser Gerente General será legítima por el resto de tu vida, pero si tienes 39 años, eres Analista y tu meta es ser Gerente General a los 40, claramente, es algo irreal, que no va a pasar. Si no abres los ojos y actúas con inteligencia, le harás un daño a tu ánimo y a tu autoestima.

Uno debe trazarse metas todo el tiempo, en los 3 niveles: Familiar, Personal y Profesional.

Esas metas deben ser de plazo inmediato, medio y largo, pero han de ser realistas y motivadoras. Lo que uno busca en la vida es ser feliz. Ese es el propósito máximo.

¿Cómo debo ver las cosas entonces?

En mi opinión, independientemente de si tienes 20, 25, 30, 40 o los años que sean, debes analizar tu vida siguiendo estos 6 pasos:

  1. Optimismo: Debes verte a ti mismo, de manera positiva. Siempre debes tener una actitud positiva si quieres lograr tus metas.
  2. Entusiasmo: La Energía que le pongas a todos tus planes y proyectos de vida será clave para alcanzarlos y/o para levantar la cabeza y saber reengancharte cuando las cosas no salgan como esperabas
  3. Tener Metas: Tus aspiraciones son claves. Es bueno trazarse una meta para dentro de veinte años, pero debes tener claro que, tan importante como esa meta son las de corto y mediano plazo, así también como aquello que quieres lograr en los próximos seis meses. 
  4. Planificar: Una vez que traces tus metas, deberás preparar un plan específico para lograrlas, de lo contrario, serán solo buenas intenciones y, créeme, en cinco años - que se pasan volando - no habrás avanzado mucho. La motivación laboral debe verse reflejada en un plan específico que te guiará día a día.
  5. Ejecutar: Nada se logró en la vida sin trabajar duro. Debes aprender cómo ser un líder que, primero que nada, se lidera a sí mismo.
  6. Saber voltear la página: A veces las cosas no salen como uno las planeaba, ya sea porque cambia el entorno, porque cambia uno o porque simplemente, la idea fue mala. Hay que saber lamerse las heridas a tiempo, limpiarse el polvo de los brazos, tomar aire, mirar hacia adelante y seguir por una nueva ruta. ¡No queda más remedio!

Julio César – el gran militar, estratega y dictador romano, se recriminaba a sí mismo, poco antes de su exitosa campaña hasta el Rin en territorio germánico: "Tengo más de 50 años y ¿qué he logrado?. ¡Nada! Alejandro Magno, a los 33 había conquistado el mundo y yo, a duras penas he derrotado a un grupo de bárbaros" - decía en referencia a sus victorias contra los galos.

Es interesante ver esto en retrospectiva, pues Julio César se menospreciaba severamente (aunque su ego era gigantesco), pero la historia terminó ubicándolo en el mismo sitial que a Alejandro Magno y más de 2000 años después de su muerte, lo seguimos recordando como uno de los 3 más grandes conquistadores y estrategas de la historia. Estoy seguro que esa meta, no se la trazó ni en el más optimista de sus sueños.

En conclusión, las metas son algo personal y debes ir cumpliendo las tuyas propias para tener éxito en la vida. No es relevante lo que haga el resto. No es relevante cuándo el resto lo logre. Lo único verdaderamente importante es aquello que deseas tú y cuándo lo deseas.

Para lograrlo, debes trabajar duramente. Si estás lejos de alcanzar tu meta y el plazo se está venciendo, pues debes girar el timón.

Una reflexión final

Si trabajas en una empresa, donde tus metas no se van a poder cumplir, pues debes evaluar seriamente, el dar un paso al costado. Muchas personas se quejan de que “la empresa no les da una línea de carrera o desarrollo profesional”. Pues bien, no es deber de la empresa hacerlo, así que en lugar de dejar tu futuro en manos de otros, toma el control y, si valoras tu vida, tu tiempo y tu trabajo, evalúa un cambio de empresa o de profesión.



La vida es una sola y se pasa rápido. Cuanto antes actúes, mejor.

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